Una de las costumbres “made in Spain” que ha conquistado todos los rincones del mundo es la de la siesta. Mantiene su nombre incluso en inglés y hasta la propia Madonna le daba sus minutos de gloria en “La Isla Bonita”. Vamos, que la podríamos calificar de Patrimonio de la Humanidad tanto por su práctica como por los beneficios que reporta para el cuerpo humano.

Se trata de una tradición tan arraigada como antigua. Su origen procede de la “hora sexta” de los romanos, que se encontraba entre las dos y las cuatro de la tarde, cuando se descansaba tras la comida para afrontar el resto del día con vitalidad y humor. De hecho, en Córdoba se decretó una hora oficial, entre las 15,00 y las 17,00 horas, donde no se podían superar los 55 decibelios de sonido para que los vecinos descansaran.

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El Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela, la denominó el “yoga ibérico” y la hizo famosa por confesar abiertamente en una tertulia de televisión que a él le gustaba practicarla “con pijama, Padre Nuestro y orinal”. Todo un ritual que en los veranos de latitudes muy cálidas se hace casi imprescindible para sobrevivir, ya que cuando el termómetro pasa de los 30 grados nuestro organismo necesita “resetearse” para conseguir terminar la jornada en plenas condiciones. 

Yo la verdad es que nunca me he echado una siesta con pijama, eso me parece ya una exageración :-)

Un parón al mediodía, después de comer, es la mejor garantía de “cargar baterías” y no bloquearse ni mucho menos colgarse. La clave está en el tiempo que debemos invertir en ella, pero la opinión está dividida. Entre 10 minutos y una hora varía la horquilla, aunque parece ser que entre los 20 minutos o media hora es lo más recomendable. Según un estudio de la Universidad de Granada, con 30 minutos sería suficiente para cubrir esta “necesidad fisiológica”, ya que después se entra en la fase REM del sueño donde es más difícil despertar.

El problema es cuando nos dormimos un par de horas y el aturdimiento a la hora de levantarse es mayúsculo. ¿ Ir a trabajar, desayunar? Descolocamiento total hehe

Un gesto cotidiano que tiene numerosos beneficios para la salud. Desde protegernos contra el estrés hasta evitar enfermedades coronarias, pasando por prevenir accidentes de tráfico o aumentar la productividad en el trabajo. Los científicos consideran este descanso vespertino no solo como un placer sino como una necesidad fisiológica en todas las edades, especialmente en niños y ancianos o personas que sufren de insomnio nocturno. 

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Hay una larga lista de ventajas para dormir la siesta porque relaja y alivia tensiones, ayuda a descansar y despejar la mente; además de aumentar la capacidad creativa, intuición, imaginación y la capacidad para resolver problemas. Asimismo previene el envejecimiento, alarga la vida y es buena para mantener una buena salud física y psíquica, porque refuerza el estado de ánimo, el optimismo y el sentido del humor. 

La psicóloga de la Universidad de California, Sara Mednick, clasificó las cabezaditas diurnas y enumeró sus bondades. Por ejemplo, que actúa como un seguro cardiovascular porque disminuye la presión arterial y el ritmo cardiaco. Así, calculó que quienes se las echan tienen un 40% menos de probabilidades de tener un infarto. También enumeró sus virtudes para mejorar el metabolismo, las capacidades cognitivas y hasta la vida sexual. Además de insistir en la importancia vital que tiene en bebés, niños y adolescentes para favorecer su crecimiento.

Por su parte, Leon Lack, profesor de psicología de la Universidad Flinders de Australia, aseguró que diez minutos de sueño después de comer son infalibles para alcanzar un pleno rendimiento mental. 

Sin embargo, no conviene dormir mucho, ya que si nos pasamos de media hora podemos despertarnos más cansados y 

Y es que la siesta también tiene inconvenientes. Entre otros, puede provocar dolor de cabeza o cefaleas (más en los hombres que en las mujeres), es inconveniente si se ha tomado café o sustancias excitantes, favorece el insomnio si sobrepasamos las siete horas de sueño nocturno, acentúa los problemas gástricos y tampoco es recomendable para personas muy obesas. 

Además, está contraindicada en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) porque al no oxigenar bien se levantarían con fatiga; incluso podría ser un indicativo de apnea o la enfermedad del sueño. Así lo ha revelado un estudio del servicio de Neumología del Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres), donde el 64% de los pacientes que dormían demasiado después de comer presentaban este problema y, por lo tanto, mayor riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Pero a pesar de la mala fama que tiene entre quienes afirman que es propio de vagos, la siesta se ha exportado a países del norte. El 22% de los germanos reconoce echársela por menos tres veces a la semana y el 16% de los británicos. Incluso nos superan los italianos, que la practican en un 15%, frente al 9% de los españoles, como publicó el New York Times en 2014. 

Como veis la fama nos precede, pero por el horario de trabajo que se lleva en España donde hay un parón para comer y luego se sigue trabajando hasta las 19 o 20 la mayoría de los españoles no se echan siesta entre semana...




[Fuente Imagen Pixabay](https://pixabay.com/es/dormir-resto-preocupaciones-salto-1521803/)
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Fuentes:
https://www.abc.es/espana/abci-dormir-siesta-30-minutos-tiene-importantes-beneficios-para-salud-201808211930_video.html

https://www.clinicauandes.cl/shortcuts/novedades/lo-bueno-y-lo-malo-de-dormir-siesta

https://www.natursan.net/todo-sobre-la-siesta-beneficios-y-virtudes/

https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/7-inconvenientes-de-la-siesta-661480579822