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Era una noche fría, todos dormían después de ese viaje agotador del río, algo me impedía conciliar el sueño, mi mirada estaba fija al techo repasando mentalmente lo vivido en el día, el sonido del celular llamo mi atención, era un mensaje que decía:

---- Te espero en la parte de atrás de tu casa, ---

Salí por la puerta de atrás de la casa de aquel pueblo solitario, donde solo alumbraba la luz de la luna. El frío de la noche penetraba mi suéter largo que llevaba puesto, salí lo más rápido posible para verlo. Adrenalina y mucho miedo sentí, intentaba buscarlo en la oscuridad pero era imposible, solo se escuchaba a mi alrededor el sonido de los grillos.

En mi mente me reprochaba el por que lo esperaba después de su engaño, pero mi cuerpo  apoyaba la espera, ya que mi piel lo extrañaba. Después de unos minutos escucho unos pasos, los nervios me impedían respirar, hasta que sus manos me toman por la cintura. 
Sin decir nada, nuestras bocas se unen con desespero, sus manos recorren mi cuerpo debajo de mi suéter percatándose que solo llevaba puesto mi pantys.

Me empuja contra la pared, sintiendo su erección sobre mi vientre, me levanta el suéter dejándome  en pantys, no le importo el lugar donde estábamos, y a mi tampoco,   comenzó a lamer mis senos que se encontraban duros por el frió que estaba sintiendo en ese momento, su deseo era tanto, que mordió uno de mis pezones que sentí que me lo arrancaría, intente contener mis gemidos para que nadie nos escuchara, pero el ardor y el placer que sentía en ese momento me estaba llevando a la locura.

Con su voz ronca me susurra en el oído:
---si sigues haciendo  ruido te castigaré más,-- sus palabras no me importaron, solo quería que siguiera lo que me estaba haciendo perder el pudor. 

Me voltea contra la pared, sin soltar unos de mis pezones, y con su otra mano jala mi cabello que llevaba amarrado en una cola, tiraba fuertemente de el, ordenándome:
--deja de hacer ruido o será peor para ti, cuenta en tu mente,--- Comenzó a darme nalgadas muy fuertes  en ese momento,  el ruido lo hacia él con cada nalgada que me daba, el ardor, el placer, y el frió de la noche me hacia perder la cuenta, pero no me importaba porque ese dolor me daba placer. Cuando termino con las 7 nalgadas, suspiré, me voltea hacia él, me besa tiernamente los labios, que me trasmitía paz y confianza. 

Coloca su mano en mi  hombro y me arrodilla ante él, la tierra se encontraba mojada con piedritas pequeñas que  lastimaban mis rodillas, yo intentaba  colocarme en una posición cómoda,  él me da mi suéter para que lo coloque en la tierra y no me lastime la piel. Con una de sus manos acariciaba mi rostro, mientras con el otro saco su pene erecto ante mí.
 Toma su pene y comienza a rozármelo por la cara,  mis labios, que rápidamente mi boca lo recibe para darle el placer que el desea, yo  lo saboreo una y otra vez, el con su mano me presionaba para que su pene llegara hasta el fondo de mi garganta y así lo hice. 
El frío de la noche, y el calor que le trasmitía mi boca, hacia que sus piernas le temblaran, recostándose sobre la pared, los movimientos de mi lengua, hicieron que sus fluidos llenaran mi boca, y mi cara. Nuestras miradas se cruzaron en señal de que el estaba complacido en ese momento. Me levanta delicadamente, levanta el suéter de la tierra, lo sacude y me lo coloca, una vez más me besa y me dice:


--¡Este fue tu castigo por irte a ese paseo sin mi.


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<center>Realizado por @norat23</center>