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El sol apenas empezaba a asomar cuando me até las zapatillas y miré mi Watch7. La pantalla brilló con ese tono azul suave, listo para acompañarme en mi rutina matutina. No es solo un reloj, es mi entrenador silencioso, el que nunca me deja colgado.

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Salí a trotar hasta la pista de atletismo del parque Chacabuco, disfrutando del aire fresco y el sonido de las hojas bajo mis pies. Cada kilómetro, el Watch7 vibraba con una pequeña notificación: ritmo perfecto, frecuencia cardíaca estable, todo en orden. A veces me pasaba de velocidad, emocionado con la música, pero el reloj me recordaba mantener el paso. **Como si supiera exactamente lo que necesito.**

La mejor parte vino al final. Me detuve, respirando profundo, y revisé los datos. No solo tenía el registro de mi trote, sino también un análisis detallado de mi rendimiento. **No me di cuenta de que había mejorado tanto hasta que el reloj me lo mostró con números claros.** 

Ahora, cada salida no es solo ejercicio, es un pequeño reto personal. Y ahí está mi Watch7, como un cómplice en esta aventura, haciendo que correr no sea solo correr, sino mejorar un poco cada día.



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**Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.**
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